Este es un relato no publicado incluido en la colección
Cuentos imposibles escrito en el año 1979. En el 2012 escribí esta introducción sobre dicho relato:
"Todos mis
escritos, aparte de las novelas que eran al margen de sucedidos relacionados
con la época, eran obras de acontecimientos particulares, con sus argumentos
más o menos dramáticos, o románticos, o singulares de cada protagonista, como
eran las novelas que yo antes leía.
 |
Paisaje. Pintor Jimeno de Lahidalga |
Pero como digo,
aparte de las novelas, todos los demás escritos eran relacionados sobre la
marcha de los acontecimientos, que en su tiempo se daban; así, el mayo del 68
francés trajo muchas novedades y antes, los emigrantes a Alemania y a otros
países que iban a buscar su vida cuando volvían traían nuevas costumbres y por
último el turismo, trajo muchas aperturas que ya no se podían soslayar, por
esos están escritos según su tiempo y este relato es uno de ellos, en el que se
mezcla los nuevos momentos, costumbres destapes que afloraban y entonces se daban suelta sin tapujos; los
viajes a dedo, el vagabundear antes de buscar un trabajo, sabiendo que lo
encontrarían en el lugar que fuere, el movimiento Hippy y sobre todo, el habla,
compuesto por muchos a base de palabrotas que perecían recién inventadas y eran
tan viejas como el mundo, aunque cambiasen de sonido de los primitivos
cabreados; pero entonces tomaron un auge de modernidad o naturalidad sin
límites muchas veces, hasta en las chicas, niños y mujeres, como cosa normal, no solo dentro de
un contexto de alivio en momentos espinosos, o simplemente por modernismo o
porque gustaba, no lo sé y esto del habla es un montón de esas aperturas o
libertades, como quien no quiere la cosa y sin darle mayor importancia. Una
costumbre más de las renacidas.
Este relato se basa
en esos tiempos que por aquí pasaron y quizás no se han ido del todo y ya forma
parte de la historia, no hay más malicia".
Vitoria-Gasteiz 22- 9- 2012
La nube ha bañado la ruta, parece un
espejo, los veloces coches rompen los charcos que se derraman en mil reflejos. Rayos escapados del sol, que parecía querer
secar la tierra toda, hacían guiños con la flora, descubriendo sus coloridos y
ésta erguida coquetea con la mañana.
.....................................................