sábado, 23 de abril de 2016

Bouquets de París



     De mis viajes a París, son muchos los relatos que podría extraer, pues París es prolijo en sentimientos que adolecen al alma, en muchos vividos o solamente captados por el espíritu y dados forma de plañidos, de dolor o de poesía, según la ética o estética del ser y el sentir lánguido, casi hasta la hipocondría que tiene el don de hacer experimentar tan cautivadora y al mismo tiempo elegíaca ciudad.
El sena en Courbevoie
     He aquí por qué los relatos de Midinettes, de bohemios, artistas y de desesperados son seculares, como son seculares sus calles, sus ritmos, sus monumentos y su historia; no morirán jamás, como no puede morir la belleza, el amor y el dolor.
     París inmortal, maravilloso París, grandioso París: la ciudad del amor, donde cantan sus poetas y sufren sus artistas; donde se inmortalizan los unos y otros viven con penas y sin gloria; la ciudad de la esperanza, el sueño del mortal y cuna o tumba de tantos desengaños; la ciudad populosa donde afluyen como un mar las personas y caminan codo a codo, con centenares de seres indiferentes a uno.
     París es el lugar en el que a veces te sientes tan solitario, como si estuvieras en una isla desierta y el desamparo, la sensación de soledad y desesperanza, no es menor que en una de ellas.
     ¿Por qué será duable París?

     Aquí presento uno de los relatos inéditos de los que consta Bouquets de París, se titula "Resquebrajamiento" y en el enlace se encuentra el relato completo.

Point de Levallois